Una lamentable historia que se pudo haber evitado mediante el uso de alarma antirrobo

22 mayo, 2017

Estimados lectores sean bienvenidos a una nueva entrada del blog de Taltix, la empresa del centro de la República líder en la prevención de pérdidas. Esta entrada es un poco atípica o sui generis si la comparamos con el resto de los textos que normalmente integran nuestro blog. El día de hoy vamos a contar una historia, que sirva un poco a modo de fábula, ya que al menos dentro del equipo de redacción del blog de Taltix nos ha dejado una valiosa lección, como la que esperamos que les quede en mente a ustedes una vez concluida su lectura. Debemos adelantar que no se trata de una historia que tenga un final feliz, pero sí de una que se pudo haber evitado de haber contado con el servicio de alarma antirrobo brindado por una empresa de seguridad confiable.

Esta historia, como muchas que pasan en la ciudad, le ocurrió a un querido amigo de quienes escribimos este blog. El propio K, como nos ha pedido que lo llamemos en el relato para mantener su anonimato, nos ha dejado saber que le parecía una excelente idea que contáramos su historia para que un hecho tan desagradable como éste no le ocurriera a más personas. Nuestro amigo era un emprendedor en el novedoso mundo de las aplicaciones electrónicas. Él y un par de sus compañeros de la licenciatura en informática, tuvieron una grandiosa idea para el diseño de una aplicación.

Rápidamente la pusieron en marcha y en menos de un mes su aplicación ya estaba en el mercado. Transcurridas algunas semanas, el éxito comenzó a llegar de una manera en que no lo habían esperado, y se dieron cuenta de que lo que surgió como una buena idea que tuvieron unos amigos en el salón de clases, pronto se había convertido en una empresa.

Para poner la empresa, buscaron unas oficinas. Rentaron, en aquella ocasión, un departamento al sur de la ciudad de México y contrataron a algunos diseñadores y redactores para seguir en la ruta del éxito. K y sus amigos, que ahora se habían convertido en empresarios, compraron las mejores computadoras del mercado y todo tipo de mobiliario propio de la oficina. Hicieron una inversión fuerte, pero que realmente era necesaria para poder garantizar que su proyecto siguiera en ascenso. Incluso adquirieron un par de pantallas, de última generación, los celulares más sofisticados y algunas tabletas, también bastante modernas, pues no podían estar en el mundo de las aplicaciones móviles sin contar con los mejores equipos.

El éxito no fue casualidad y comenzaron a hacer negocios con otras empresas, lo cual incrementó todavía más la popularidad de su aplicación. Entonces se vieron en la necesidad de contratar a nuevos elementos para que formaran parte de la recién creada empresa y, al hacerlo, se dieron cuenta de que ya no cabían en el departamento que funcionó a modo de primera oficina. Esta vez se mudaron a una casa en renta, todavía al sur de la Ciudad, muy cerca del Eje Central.

La colonia era Letrán Valle, un lugar que los vecinos de la zona siempre han calificado como “tranquilo y seguro”. En una fiesta conocieron a un par de muchachos que les preguntaron si contaban con un sistema de alarma antirrobo. Y ante la respuesta negativa de los jóvenes emprendedores, ellos se ofrecieron amablemente a ayudarlos; les dijeron que podían conseguir unos equipos “muy baratos y de última tecnología” que mantenían la casa cerrada y a salvo de hurtos, y que la siguiente semana se los instalarían sin ningún problema. Los amigos aceptaron la propuesta pues consideraron que era algo necesario, ya que en el departamento donde se ubicaron la primera vez, al menos había un vigilante las 24 horas que cuidaba el edificio, pero en la nueva oficina sólo contaban con algunos candados.

A la siguiente semana, efectivamente el trabajo fue realizado y todos fueron a tomar unas cervezas para celebrar que nuestros amigos, “ahora sí estaban protegidos”.

El fin de semana antes de las vacaciones de Semana Santa, todos en la empresa estaban muy contentos porque la siguiente semana habría vacaciones, y nuestros amigos decidieron que sería buena idea salir temprano. Al día siguiente, nuestro amigo K recordó que necesitaría una de las computadoras para revisar algunos archivos, y cuando llegó a la oficina entró como si nada, pero se llevó la más terrible de las sorpresas al descubrir que todos, absolutamente todos los equipos, habían desaparecido. De inmediato se puso en contacto con sus socios y fueron a levantar una denuncia.

Algunos agentes del Ministerio Público los acompañaron al lugar y al investigar un poco más, descubrieron que el sistema contra robos no había sido forzado. Todo apuntaba a que fueron los delincuentes fueron las mismas personas que les instalaron el sistema, y la hipótesis se confirmó cuando intentaron ponerse en contacto y no hubo rastro de ellos. Era demasiado tarde. Y aunque gracias al éxito de la empresa siguen adelante, no hay consuelo suficiente ante una experiencia tan amarga.

Pero no es tarde para ti, que estás leyendo esta historia, y esa es la razón por la que quisimos compartirla. La enseñanza es que no basta con instalar una alarma antirrobo, sino que es necesario dejar el trabajo en manos de expertos, que como Taltix, pertenezcan a una empresa 100% confiable capaz de ofrecer una auténtica garantía de que nuestras casas o negocios estarán a salvo de la delincuencia. No dudes en compartir esta historia en tus redes sociales y en contactarnos para que tú también estés protegido. ¡Hasta la próxima entrada!

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