¿En qué se diferencian los sistemas RFID pasivos y activos?

7 marzo, 2020

El sistema de identificación por radiofrecuencia o RFID, cuando se combina con un sistema electromagnético de detección, es una solución efectiva para mantener la seguridad y evitar las pérdidas de mercancías. Si están considerando adquirir sensores antirrobo que funcionen con esta tecnología deben saber que existen dos tipos: pasivos y activos. Algunos los confunden, sin embargo, poseen notables diferencias.

¿Qué es el sistema RFID pasivo?

En términos generales, está conformado por tres elementos:

Las etiquetas pasivas del sistema, a diferencia de las activas, cuentan con dos componentes: antena y microchip o circuito integrado. Como su nombre lo sugiere, se mantienen en espera de una señal del lector. Este envía energía a una antena para convertirse en una onda de radiofrecuencia, la cual, se envía a una zona de lectura. Una vez que la etiqueta es leída dentro de la zona, su antena interna extrae energía de las ondas de radiofrecuencia.

La energía se desplaza desde la antena de la etiqueta hasta el circuito integrado y alimenta el chip que genera una señal de regreso al sistema de radiofrecuencia. Se le conoce como retrodispersión. Los sensores antirrobo, por medio de la antena, detectan la retrodispersión o cambio en la onda electromagnética o de radiofrecuencia e interpretan la información.

Existen varios tipos de etiquetas pasivas en el mercado las cuales son agrupadas en dos categorías: etiquetas duras o de incrustación. Las primeras son duraderas y se fabrican con materiales como metal, plástico, metal, entre otros. Son ofrecidos en múltiples formas y tamaños y comúnmente se diseñan para una función, material o aplicación únicos. Por otro lado, las de incrustación son las más económicas, sin embargo, su precio no afecta su rendimiento. Se subdividen en:

  • Constan de un microchip y una antena unidos en un sustrato llamado red.
  • Húmedas. Están conformados por un microchip y una antena unidos a un material, usualmente PVT o PET y con un respaldo adhesivo.
  • De papel. Son incrustaciones húmedas con papel blanco o polietileno. Son perfectos para aplicaciones en las que se requieren signos impresos o logotipos.

No todas las etiquetas de radiofrecuencia pasivas funcionan en una misma frecuencia. Existen tres dentro de las cuales operan:

  • De baja frecuencia (125 a 134 kHz). Se refiere a una longitud de onda larga con un rango de lectura corto (de uno a diez centímetros). Un ejemplo de su uso es en el seguimiento de animales debido a que no es afectada por el agua o metales.
  • Alta frecuencia (13.56 MHz). Hace referencia a una longitud de onda media con un rango de lectura que va de un centímetro hasta un metro. Se usa en los controles de acceso, entre otras aplicaciones en las que no se necesita un rango de lectura largo.
  • Frecuencia ultra alta (865 a 960 MHz). Se refiere a una longitud de onda corta de alta energía. Las etiquetas UHF pueden leer a una distancia de seis metros aproximadamente, aunque las de mayores dimensiones pueden llegar hasta 30 metros en condiciones ideales. Se usa para el seguimiento de activos de tecnologías de la información, en la gestión de lavanderías, entre otras aplicaciones donde se requiere más de un metro de rango de lectura.

Las etiquetas pasivas son ventajosas debido a su pequeño tamaño y su precio bajo. Además, son flexibles y delgadas, poseen un rango mayor de opción y pueden durar sin requerir de una batería interna.

¿Qué es el sistema RFID activo?

Usa dos frecuencias principales: 433 y 915 MHz. Las inclinaciones de los usuario, consideraciones ambientales, entre otros factores, determinan qué frecuencia utilizar para casi todas las aplicaciones. Las tiendas comúnmente escogen el sistema de 433 MHz debido a que posee una longitud de onda más larga que permite operar con materiales no compatibles con la radiofrecuencia como agua o metal.

Está conformado por tres componentes esenciales: lector, antena y etiquetas antirrobo. Las últimas cuentan con una fuente de energía o batería interna que les permite tener rangos de lectura bastante largos y amplios bancos de memoria. Generalmente dura de tres a cinco años dependiendo de la calidad de fabricación o las condiciones de uso. Existen dos tipos de etiquetas activas:

  • En los sistemas que usan este tipo, el lector emite una señal y posteriormente el transpondedor activo envía una señal de retorno con información relevante. Estas etiquetas son bastante eficientes debido a que conservan la vida útil de la batería cuando están fuera de la cobertura del lector.
  • Este tipo de etiqueta no aguarda para percibir la señal del lector, envía información específica cada tres o cinco segundos. Las etiquetas de baliza se usan en las industrias de gas y petróleo y en aplicaciones de rastreo de cargas o minería. Pueden ser leídas a cientos de metros de distancia, sin embargo, se requiere de mucha energía. La vida útil de la batería puede aumentar si se opta por una potencia de transmisión más baja.

Para resistir entornos extremos, como temperatura o humedad altas, son cubiertas con una carcasa resistente. Debido a la batería incluida, las etiquetas RFID activas son más grandes que las pasivas. Estas características se traducen en costos mayores, sin embargo, su uso implica un rápido retorno de la inversión. Dado su precio, se utilizan para el rastreo de activos de alto valor o para productos en los que es indispensable detectar su ubicación con precisión para garantizar el éxito del sistema. Algunos ejemplos son contenedores, tuberías y maquinarias.

Existe otro tipo conocido como etiquetas semipasivas. Cuentan con una antena, circuito integrado y batería. La inclusión de la fuente de energía les confiere funciones adicionales, por ejemplo, notificación de sonido a la etiqueta y rastreos en tiempo real. Se parece a las activas, sin embargo, se diferencian porque las semipasivas no cuentan con un transmisor integrado que es el que les confiere a las primeras un rango de lectura bastante alto. Son perfectas para aplicaciones en las que se necesitan funciones como monitoreo de entornos o donde los productos etiquetados se mantienen dentro del rango del lector.

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